A lo largo de la historia la función reproductiva de la sexualidad se ha valorado de manera positiva mientras que las actividades fuera de ella negadas o infravaloradas, sobre todo aquellas relacionadas únicamente al placer. Hoy en día la situación no es distinta. El hecho de que una persona disfrute plenamente de la sexualidad nos lleva a pensar que esa persona se va a desbordar, que va a perder el control, cada vez va a querer más y más. Y esta es una de las razones por las que hablar de masturbación o autoerotismo haya sido vetado, pero aunque a que no se habla de ello, representa un alternativa para vivir la sexualidad, una forma de conocer el cuerpo o nuestras sensaciones más íntimas. De hecho no existe mejor forma que la masturbación para practicar sexo seguro.
Además, quién dice que para tener buen sexo hace falta practicarlo en pareja.
Practicar el autoerotismo permite conocer mejor nuestro cuerpo, saber cómo funciona respecto al placer: qué nos gusta, qué nos disgusta o dónde sentimos más para luego compartir esa información con nuestra pareja. Los primeros estudiosos del tema, en Alemania, nombraron a la masturbación como Modo primario de relajación sexual. Para Betty Dodson, el autoerotismo es la forma básica de la vida sexual y le atribuyó una importante función cardiovascular y cardiorespiratoria, que hasta podría alargar la vida y por supuesto mejorar el ejercicio sexual y la práctica del erotismo. Según las investigaciones recientes, las mujeres empiezan a practicar el autoerotismo un poco más tarde por una razón fisiológica: ellos producen semen las 24 horas del día y hay una necesidad irreprimible de vaciar las vesículas seminales, de eyacular. De ahí las fantasías sexuales y las erecciones imprevistas. En cambio las mujeres, aunque sí experimentan tensión sexual, no tienen esa necesidad eyaculatoria y pueden “aguantarse las ganas”, además están educadas, en principio, a no tocarse. Digamos que su maduración erótica se da después de la masculina, porque a ellas les toma más tiempo darse cuenta que su placer sexual es un derecho más que un pecado. Así, mientras 90% de hombres se masturba a los 19 años, por ejemplo, sólo el 60% de las mujeres lo hacen. A lo mejor el porcentaje es mayor, pero muchas no lo comentan abiertamente con tal de no ser juzgadas.
Como el autoerotismo es una actividad que suele estar prohibida por sus padres, los jóvenes se masturban a escondidas, muy rápido, se encierran si es que tienen la posibilidad de poner seguro a su puerta, pero a los tres minutos de silencio alguien ya está tocando con insistencia: “¿qué estás haciendo?” o se abre la puerta repentinamente, o bien, se tienen encuentros sexuales o eróticos en el baño, el coche, el cine, o en cualquier lugar a escondidas. Por esta razón los jóvenes, se habitúan a una relación sexual apresurada y ellos a eyacular rápidamente, por la ansiedad de ser descubiertos y el apremio de que todo salga bien. Pero cuando llega el momento en que se tiene todo el tiempo y el espacio adecuado para la relación sexual, el cuerpo ya está acostumbrado a reaccionar apresuradamente.
Es importante que los papás den espacio a sus hijos para que conozcan su cuerpo, así como conocen su capacidad de acondicionamiento físico que reconozcan sus respuestas sexuales. A la larga esto traerá beneficios para su vida en pareja y el disfrute de su propia vida en pareja y el disfrute de su propia vida sexual, sin ansiedad ni tensión. La recomendación para los padres de familia es evitar la hipervigilancia y desvincular la masturbación de sus connotaciones negativas. Las funciones sexuales son naturales en nuestro organismo y como padres tendríamos que hablar con nuestros hijos sobre ellas y decidir qué se les va a sugerir o prohibir, darles espacio para que los jóvenes decidan por sí mismos respecto a su cuerpo. Y sobre todo, si la puerta de su habitación está cerrada, tocar primero antes de entrar.
Según la encuesta de Carll Rinklett hay muchas razones para masturbarse: para conocer nuestro cuerpo por placer, para liberar la tensión sexual, porque se tienen ganas y la pareja no está disponible o no se logró el orgasmo con ella, porque no hay interés en tener pareja o porque simplemente se antoja relajarse con un orgasmo, porque con él nuestros músculos se relajan, producimos endorfinas, que actúan como analgésicos naturales y el cuerpo se siente un poquito mejor, además aumenta la producción de serotonina, que previene la depresión; de oxitosina, que favorece el apego emocional y la actitud cariñosa; de la dopamina que aumenta la sensación de satisfacción, y según estudios en Estados Unidos, Holanda y Cuba, también aumenta la probabilidad de tener orgasmos con frecuencia, lo que podría aumentar hasta 10 años la expectativa de vida. Incluso los ginecólogos podrían recomendar una sesión de autoerotismo para aliviar cólicos menstruales, aunque tal vez muchas pacientes no tomarían esta opción como una forma de aliviar la molestia, pero un buen orgasmo los disminuiría significativamente.
Mientras una persona se autoerotiza, o masturba, está centrada en sí misma, en sus propias sensaciones y sus propias fantasías, no se tiene que preocupar por sus caras o gemidos, ni por los juicios que pueda hacer sobre ella alguien más. Sin embargo la relación de pareja tiene otras cosas que la masturbación no da: la complicidad, el reforzamiento afectivo, la comunicación corporal o el privilegio de estar en una entrega completa con otra persona. Un buen sexo en pareja o en solitario son dos cosas muy diferentes, pero si aprendemos a responder eróticamente en lo individual será más fácil en la experiencia compartida. Es como bailar con alguien cuando ya te sabes los pasos básicos, al menos ya no pisas tanto a tu pareja.
Puede ser un problema de pareja que alguno de los dos practique el autoerotismo. Hay hombres y mujeres que espían a su pareja y después de descubrirla masturbándose viven el episodio como una infidelidad, sintiéndose enojados y con frustración porque creen que ya no le gustan, ni le importan, ni satisfacen a su pareja.
El autoerotismo es una alternativa para obtener placer sin estar al pendiente de la otra persona, sino concentrado en uno mismo. El sexo en solitario o en pareja brinda sensaciones y vivencias totalmente distintas, pero uno no sustituye a lo otro, es como aprender a disfrutar una nieve de limón y de vainilla, son muy diferentes pero a veces se antoja la nieve de limón aunque haya de vainilla.
En pareja cada quien debería tener derecho a su intimidad. El hecho de que uno se masturbe no significa que la pareja ya no le sea suficiente o haya dejado de gustarle.
Hay algunos mitos en torno a la masturbación, por ejemplo que en las mujeres puede ser una alternativa para prevenir el cáncer que aparece por no ser activo sexualmente. Por supuesto las mujeres experimentan tensión sexual, algo natural de nuestro cuerpo, pero el cáncer no se debe a la vida sexual inactiva.
Otra inquietud generalizada es que el autoerotismo y el uso de fetiches son parte de una desviación sexual. Hay que aclarar que el uso de videos o fetiches para auto erotizarse es patológico cuando se pierde el control, cuando las personas llegan tarde a su trabajo, a la escuela, a sus reuniones con parientes o amigos o cuando practicar la masturbación causa demasiada ansiedad. Hay personas que le dedican a esto 6 horas al día, por ejemplo, y descuidan sus actividades cotidianas. Ahí sí habría que ir a terapia para regular esta conducta, no suprimirla, si no regularla, porque lo que se pierde es eso, la regulación de la conducta. Masturbarse no es una desviación o una patología, incluso el autoerotismo es una técnica para tratar algunas disfunciones sexuales, claro, si los pacientes están dispuestos y se muestran cómodos para hacerlo.
Esta ha sido una lectura selecta del libro titulado:
SEXPRESSO
Textos adaptados a Scrollytelling, diseño y generación de imágenes por el ilustrador: Yazz Casillas